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"La Escuela Bolera es un patrimonio desconocido, incluso para nosotros y tenemos que defenderla porque pasa por una de sus etapas más delicadas" dijo  José Antonio, en su etapa de director del BNE,en la presentación del espectáculo del Ballet Nacional de España en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Es una danza en la que, a pesar de su larga trayectoria, aún queda mucho por hacer, además de conservar las piezas de repertorio,  renovar e innovar es una tarea pendiente que puede desarrollar aquél que se acerque a esta hermosa especialidad de la danza española.  

La Escuela Bolera empezó a gestarse en el s. XVII, se consolidó durante el s. XVIII y alcanzó su plenitud en el s. XIX, estando casi olvidada desde finales del s. XX. 

Boleros y Flamencos compartieron los escenarios de los Cafés Cantantes, y aunque sus características artísticas son muy distintos entre sí, se produjo un mutuo intercambio de elementos e influencias que enriquecieron el desarrollo de ambos géneros.

Los bailarines Boleros también recorrieron los grandes teatros llenando de vitalidad,colorido y fuerza sus escenarios. Dejaron onda huella en  bailarines clásicos europeos que incluyeron bailes boleros en sus repertorios como Fanny Essler o María Taglioni, y se introdujeron piezas de carácter español en los argumentos del ballet clásico.

En el s. XX, iniciada ya su decadencia,los bailes boleros aún tuvieron su lugar en los programas de los Ballets Españoles, pero a medida que éstos iban desapareciendo, la Escuela Bolera fue perdiendo su presencia en los escenarios y hoy día es una danza desconocida para el gran público, siendo pocos los bailarines que la conocen bien, y menos aún las compañías que incluyen algún baile en sus programas. En las nuevas generaciones está la tarea de conocer y preservar uno de los estilos de danza más genuino de los que integran nuestro acervo cultural dancístico.